El enrevesado mundo de la redacción jurídica
Rezaba en un cartel de
licitación (un tipo de contratación administrativa) lo siguiente:
El
objeto de la presente licitación se compone de una fase de precalificación de
varias empresas que una vez elegidas y estando en firme el acto de
adjudicación, podrán participar entre sí en una segunda fase designada para la
adquisición de computadoras portátiles y computadoras estacionarias o de
escritorio, mediante varios concursos durante un plazo máximo de hasta cuatro
años, según las necesidades de la [Universidad] y el presupuesto disponible
aprobado con base a su planificación anual.
Aunque muchos abogados
estaríamos en condiciones de comprender el texto anterior sin mayores
problemas, en realidad carece de los atributos suficientes como para
calificar de claro. Y no por culpa de su vocabulario, que no tiene nada de estrambótico
o críptico, sino por otro detalle en el que muchas veces uno no se detiene
a reparar: el tipo de redacción.
Redactar es un acto
pensado, que necesita no solo de una desarrollada capacidad para organizar las
ideas antes de expresarlas por escrito, sino también de una adecuada formación
estructural, es decir, es esa habilidad que solían enseñar muchas maestras de
antaño, cuando les pedían a sus alumnos que produjeran textos cortos y claros para
exponer una idea; y que, por cierto, se estropea no más un joven ingresa a la
Facultad de Derecho para formarse como abogado: ¡en ese momento comienza a
acostumbrarse a redactar de forma enrevesada!
Así, el párrafo citado,
aunque se compone de varias líneas, en realidad es una sola oración[*]. Sí, una sola oración, con
separación de comas y utilización de conectores (como “y” o “que”). Por
ejemplo, noten la sucesiva aparición de “de” en
El
objeto de la presente licitación se
compone de una fase de precalificación de varias empresas que…
Así como la sucesiva
acumulación de datos que no parecen tener fin:
…
que una vez elegidas y estando en firme el acto de adjudicación, podrán
participar entre sí en una segunda fase designada para la adquisición de
computadoras portátiles…
Asimismo, entre la
mención de las “varias empresas” y lo que “podrán hacer” después hay toda una oración inserta:
[…]
una fase de precalificación de varias empresas que una vez elegidas y estando en firme
el acto de adjudicación, podrán
participar entre sí…
Más adelante, sobreviene
una larga explicación sobre la fase siguiente, pero no se cambia de oración: se
une el dato de los artículos licitados con el “mediante varios concursos
durante un plazo máximo de hasta cuatro años…”, sin darle oportunidad al lector
de meditar lo que acaba de leer.
(Aquí, por cierto, se
comete una redundancia, pues si se dice que el plazo es máximo, no se necesita hasta).
¿Qué se necesita entonces
para tener una redacción clara?
En general, lo más
recomendable es preferir siempre la estructura básica del idioma y evitar las
subordinaciones.
En el primer caso, la
estructura básica del idioma es SUJETO – VERBO – OBJETO (SVO), como por ejemplo:
Juan (sujeto) presentó (verbo) un dictamen (objeto). Así, en vez de decir, por
ejemplo:
“Podrán presentar sus
ofertas con base en los requisitos expuestos tres empresas"
es mejor decir
“Tres empresas podrán presentar
sus ofertas con base en los requisitos expuestos”.
En el caso de las
subordinaciones, o sea, oraciones que dependen de otras, no solo es mejor
evitarlas o reducirlas, sino también, si se usan, construirlas de forma más
natural. Por ejemplo: en vez de decir:
… una fase de precalificación de varias empresas que una vez elegidas y
estando en firme el acto de adjudicación, podrán participar entre sí…
es mejor decir
…una
fase de precalificación de varias empresas, que podrán participar entre sí una
vez elegidas y estando en firme el acto de adjudicación…
Muchos juristas piensan
(aún) que una escritura densa y solemne es la insignia de la abogacía. No se
enteran que esta es una idea añeja, nacida de algún prejuicio sobre la
respetabilidad de la profesión. No se trata de que formulemos escritos que
requieran de un gran esfuerzo de ojos y mente para ser entendidos. Se trata de
explicar claramente qué queremos y por qué, en nombre propio o de nuestros clientes.
Y en el caso de los jueces, que todo el mundo sepa bien cuál fue el exacto
resultado de un proceso, con sentencias que se entiendan sin tener que cocerse
los ojos.
Con respecto al párrafo
citado más arriba, propongo una reformulación, de manera que quede así (sin
quitarle datos):
El
objeto de esta licitación se compone de dos fases: la fase de precalificación de
las empresas interesadas y la fase de adquisición de las computadoras de escritorio
y computadoras portátiles solicitadas por la Universidad. Al final de la
primera fase, el acto de adjudicación es la que determina cuáles empresas han
sido precalificadas para participar en la fase de adquisición. Una vez en firme
dicho acto, se llevarán a cabo varios concursos en un plazo máximo de cuatro
años, en los cuales las empresas elegidas competirán entre sí. La Universidad seleccionará
aquellas ofertas que se ajusten a sus necesidades y a su presupuesto
disponible, aprobado con base en su planificación anual.
No es más corto, pero sí
más directo. No muestra florituras ni gran ingenio de composición, pero es
suficiente para que sea comprendido por los propios interesados (las empresas
participantes) y no solo por sus abogados. Al final, lo que más importa es la
claridad, la cual, por cierto, no compite contra la solemnidad ni con esa
aureola de respeto que suele tener la profesión del jurista.
[*] Oración es una combinación de palabras que forman una idea o
sentido. La casa es bonita es una
oración sencilla, mientras que el hermoso
día en que te vi por primera vez yo acababa de recibir una mala noticia es
una oración compleja, construida con varias oraciones sencillas (el hermoso día en que te vi por primera vez
+ yo acababa de recibir una mala noticia).
Comentarios
Publicar un comentario